Hace unos días comentaba el texto de Pablo sobre los que piden señales prodigiosas o sabiduría. En el versículo siguiente el apóstol añade que la predicación del misterio de Cristo crucificado es escándalo para unos y locura para los otros.
En efecto, para quien pide prodigios el crucificado es la mejor muestra de que no hay tales. Dios – por alguna razón – no libró a Jesús de la cruz aunque, si somos coherentes con nuestra idea de Él, seguramente quiso hacerlo, pues el amor no permite ver doliente al amado sin hacer lo posible para acabar con el dolor. Si Dios no libró a Jesús de la persecución, de la tortura y del asesinato, y si Jesús es el paradigma (la muestra viviente) de lo que somos los creyentes, ¿de dónde sale la idea de que a nosotros sí nos va a liberar de nuestros dolores, de nuestros problemas y angustias a través de los prodigios?
Reitero: lo que sucedió a Jesús (su vida, su obra, su muerte y su comunión absoluta con Dios – que eso es lo que llamamos “resurrección”) es lo que sucede con cada cristiano. Y lo que vemos en Jesús crucificado es un Dios sin prodigios, un Dios desnudo, un Dios moribundo, un Dios destrozado por el odio y la indiferencia de su pueblo.
Un Dios así es escándalo para quienes quieren un Dios todo poderoso, que los salve de todo, que los libre de todo, que los alivie de todo. Y no digo que Dios no sea poderoso en todo, sino que habría que revisar nuestra concepción del “poder” de Dios, pues intuyo que está muy alejada de la realidad del misterio cuyo poder no parece ser “poderlo todo”, sino amarlo todo.
Del mismo modo, el crucificado es locura para quienes buscas razones y explicaciones a todo. Si te preguntas ¿cuál es la razón por la que Jesús fue crucificado? ¿Por qué tenía que ser así? ¿Cómo es que Dios permite, desea, planea la muerte de su Hijo? ¿Cómo es que Dios (Hijo) muere, si Dios no puede morir? ¿No podía suceder todo de otra manera? ¿Por qué la “salvación” se da a través de un asesinato? ¿Por qué Dios quería o necesitaba la sangre de Jesús para perdonarnos?… Preguntas clave en la fe cristiana.
Quienes buscan sabiduría, domesticar al misterio, no sabrán responder, no podrán hacerlo sin entrar en francas contradicciones a lo que su mismo sistema de fe les pide creer.
No es que Dios no sea sabio, o que la fe no contenga sabiduría, sino que es el sistema de creencias, es el intento por domesticar a Dios el que crea la confusión. La cruz es la gran locura para quienes pretenden domesticar a Dios y hacerlo caber en una teología, filosofía o creencia.
Por eso añade Pablo que la sabiduría de los hombres es locura para Dios como la locura de Dios es más sabia que la de los hombres. Ojo, no dice que Dios no haga locuras, sino que sus locuras son divinas, por tanto, están más allá de lo que nosotros podemos considerar sabio.
Por eso, decía en la reflexión pasada, mi maestro dice que sólo el corazón puede comprender el misterio de Dios.
J. Álvaro Olvera I.
1 comentario:
Gracias por tu comentario: Has dado en el clavo de lo que para mí es esencial en el evangelio: La sabiduría de la cruz.
Vivir en comunidad desde esa Palabra... y desde lo que testificáis me sabe VINO NUEVO.
Gracias de nuevo. Vivimos lejos pero estamos muy cerca en el seguimiento de Jesús.
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