jueves, marzo 27, 2008

Catolicidad es apertura, ¿o no?


He estado recibiendo comentarios de personas que están dudando seriamente sobre si somos o no una Comunidad Católica Romana, y quiero decir algo al respecto.

Primero, la catolicidad es más amplia que lo romano. Hay otras iglesias que son católicas por derecho y no son romanas. La catolicidad consiste en que la fe que uno profesa como Iglesia tenga su origen en los Apóstoles, en el Nuevo Testamento y en el símbolo de la fe que quedó plasmado para nosotros en los Concilios de Nicea y Constantinopla, allá en los primeros siglos del cristianismo.

Luego vendrán los pleitos y las divisiones que fracturaron a la gran Iglesia Católica en varias iglesias. La Iglesia Católica Romana es una de ellas, pero no la única, por lo que se puede ser fiel en le Iglesia Católica Ortodoxa (con sus diferentes expresiones), en la Iglesia Católica Melquita, en la Iglesia Católica Siria o, más en los tiempos modernos, en la Iglesia Católica Anglicana. Hay iglesias que conservan la misma fe católica y que no pertenecen a ninguna de las iglesias tradicionales y que se han formado en los últimos tiempos.

Ahora, veamos la cualidad Romana. El ser católico en la Iglesia Romana es una vocación, es decir, por un llamado de Dios, por un don suyo, uno es bautizado en esta iglesia. El bautismo nos hace miembros de la Iglesia Católica Romana y esta pertenencia a la Iglesia sólo puede perderse por dos caminos: que uno renuncie voluntariamente a esta Iglesia o que la autoridad en la Iglesia determine que la persona ya no vive de acuerdo a la fe, por lo que se da la famosa excomunión.

Hay cosas serias que no ameritan la excomunión, como sabemos y podemos constatar. Por ejemplo, hemos tenido obispos que se han enriquecido prestando dinero con intereses, y no han sido excomulgados; hay obispos que protegen a los sacerdotes que han abusado sexualmente de menores, y no han sido excomulgados; los mismos sacerdotes pederastas, no han sido excomulgados... bueno, hasta he leído que el mismo Hitler nunca fue excomulgado.

En el caso de nuestra Comunidad, aceptamos la fe católica sin lugar a dudas.

Somos romanos, pues fuimos bautizados en esta Iglesia y en ella queremos permanecer.

Aunque no aceptamos la doctrina oficial de la Iglesia sobre la sexualidad, la orientación sexual, el celibato sacerdotal y la ordenación de mujeres, estas cosas NO son dogma de fe, sino cuestiones de disciplina eclesial creadas por el ser humano, situadas en un momentos histórico concreto, que respondieron a situaciones de aquel tiempo y de aquella visión de la vida, pero que son tan falibles como cualquier cosa creada por el ser humano.

En otras palabras, las afirmaciones oficiales sobre estos temas pueden estar equivocadas, aunque sean la doctrina oficial, porque no son dogma y no gozan del privilegio de la infalibilidad que los romanos reconocemos al magisterio jerárquico. Muchos sacerdotes, teólogos y teólogas, especialistas en Biblia, religiosas y fieles romanos en todo el mundo piensan como nosotros y apoyan la idea de que en estos temas la jerarquía de la Iglesia debe cambiar de opinión.

Mientras no sea dogma, tenemos el derecho a disentir.

Ahora, que entre nosotros hay un par de sacerdotes que fueron ordenados sin guardar todas las reglas romanas, pues sí, si están aquí y nos acompañan en la fe desde su experiencia de Dios. ¿Habría que rechazarlos? Nosotros creemos que no, que al ser una Comunidad, todas las personas católicas son bienvenidas y puedes poner sus talentos al servicio de todos y todas.

En nuestra Comunidad tenemos la bendición de contar con sacerdotes católicos no romanos, católicos romanos disidentes, católicos romanos casados, católicos romanos gays, católicos romanos anglicanos... y eso es lo que nos da la riqueza de comprobar que, más allá de los pleitos de la Iglesia en la historia, una verdadera comunión es posible cuando se dejan a un lado discusiones de escritorio sobre la validez o invalidez de un sacerdote, para centrarnos en cuanto amor y cuanto servicio ese sacerdote da a los demás.

Pedirnos que echemos a estos hermanos como condición para que nos sigan considerando católicos romanos ¡se nos hace tan incoherente con el evangelio!

Al fin de cuentas, nadie puede hacer el bien a otros y provocar su liberación en el nombre de Jesús y por amor a él para luego hablar mal de Jesús. Lo dijo él mismo: el que no está contra ustedes, está con ustedes.

Desde esta óptica, nuestra Comunidad recibe y seguirá recibiendo a quienes quieran caminar en el seguimiento de Jesús y hagan de ese seguimiento obras concretas de servicio a los demás... sin importar nada, aunque nos acusen de que ya no estamos en la Iglesia o que ya no somos católicos romanos.


José Álvaro Olvera I.

miércoles, marzo 26, 2008

Los milagros del silencio



Nos fuimos de retiro estos días santos a la Ermita donde pasamos los días en silencio, meditando y revisando nuestra vida acompañados por la figura de María Magdalena. La experiencia, además de ser un delicioso encuentro con la naturaleza, ha sido de lo más enriquecedora para las quince personas que participaron.

Independientemente de nuestras edades (de 65 a 26 años) de nuestra orientación sexual (homo y hétero) y de nuestro estado civil (casados, en pareja, solteros) el común denominador ha sido la necesidad se sentirnos amados y acogidos por Dios, la liberación de nuestras culpas y la mirada esperanzada a un hoy más pleno.

En medio del silencio y de la compañía de Magdalena, los participantes vivieron el encuentro con alegría, con el dolor que causa mirar nuestras heridas, con la fe en el amor sanador de Dios y con lo chusco de todo encuentro humano.

Oramos, trabajamos haciendo cirios y la comida, reflexionamos, nos abrimos a la acción del Espíritu divino, nos abrazamos, lloramos... salimos más hermanos, más Comunidad, una secreta complicidad nos ha unido y nos ha dado fuerza para provocar en otras personas el deseo y el atrevimiento de ir a pasar unos días a la Ermita.

Al final, los testimonios de la gente me confirmaron en el trabajo. Soy testigo de los milagros del silencio.

José Álvaro Olvera I.

domingo, marzo 09, 2008

Un canto


Cuando escucho algunos de los cantos que usamos en la iglesia (y de
los usados en otras iglesis cristianas) casi siempre me horrorizo,
pues detrás de la letra hay una cierta idea sobre Dios, una cierta
teología, que francamente está en disonancia con mi experiencia de Dios.

He tenido la suerte (la bendición) de dar con un CD cristiano de un
tío llamado Jesús Adrián Romero, el CD se llama "El aire de tu casa",
lo escuché y me quedé admirado de la mayoría de sus letras, porque
resuenan en mi experiencia de Dios. Quiero compartir contigo una de
sus letras, recomendándote el CD (he esuchado otros del mismo autor y
no me gustaron, pero este si lo recomiendo. Di no a la piratería, jiji):


"Me dice que me ama cuando escucho llover
Me dice que me ama con un atardecer
Lo dice sin palabras en las olas del mar
Lo dice en la mañana con mi respirar

Me dice que me ama y que conmigo quiere estar
Me dice que me busca cuando salgo yo a pasear
Que ha hecho lo que existe para llamar mi atención
Que quiere conquistarme y alegrar mi corazón

Me dice que me ama cuando veo la cruz
Sus manos extendidas, así tan grande es su amor
Lo dicen las heridas de sus manos y pies
Me dice que me ama una y otra vez

Me dice que me ama y que conmigo quiere estar
Me dice que me busca cuando salgo yo a pasear
Que ha hecho lo que existe para llamar mi atención
Que quiere conquistarme y alegrar mi corazón "

Ojalá este tipo de cantos, que nos hablan de un Dios de amor, de
perdón y de aceptación universal fueran más conocidos, cantados y
usados en nuestras celebraciones, sin duda que ayudarían mucho a crear
una nueva forma de relacionarnos con Dios

Bien lo dijo san Gregorio (creo): "El que bien canta ora dos veces"

J. Álvaro Olvera I.