miércoles, marzo 23, 2011

Encarnarse significa "en carne"

Los cristianos creemos en un Dios que se ha encarnado, es parte fundamental de la fe, tanto que sin esta nota no estaríamos hablando de fe cristiana. Sin embargo las consecuencias de esa acción de Dios que nace de lo que los ortodoxos llaman “eros mánikos” (el amor loco) son tan radicales, tan fuertes, tan sacudidoras de nuestras estructuras, de nuestras ideas, de nuestra seguridad, no me parece a mí que hayan sido mínimamente comprendidas.

En este plano Dios sólo puede acontecer en lo humano.

Hacerse en carne tiene una primera consecuencia: la presencia de Dios en el mundo (en este plano, pues) sólo puede darse en lo humano, es decir, en la carne y la sangre que Dios mismo ha querido asumir por amor nuestro.

¿Qué quiero decir con esto? Primero, que toda experiencia que llamamos “de Dios” pasa a través de la realidad y limitación humana. Yo sólo puedo percibirlo como humano, con mis estructuras físicas, emocionales, psicológicas, anatómicas, sexuales. Pero no es solamente que yo lo perciba así, sino que no hay otra manera en la que Dios pueda ser percibido, es decir, no se trata sólo de un asunto de limitación humana (algo así como no poder explicarle a un niño de tres años la teoría de la relatividad) sino porque es asunto de opción divina meterse de lleno a la carne humana, al mundo, a la historia y manifestarse ahí y sólo desde ahí.

Si solo fuera cuestión de “tener tres años” bastaría esperar a madurar y ¡listo! Todo mundo comprendería a Dios como Dios es. Pero no, no es así. No podemos comprender a Dios como Dios es porque Dios es humano – en carnado – y el único acceso a él es la en carnación.
continuará

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