Hoy se cumple un año del estallido de la huelga en CNI/Canal 40 que destruyó ese proyecto de televisión y lo que significaba. Quería ocuparme del tema, pero ayer se difundió una noticia mayúscula que, por cierto, se entrelaza con uno de los capítulos por los que valió la pena haber construido CNI: el padre Marcial Maciel, fundador y guía de los Legionarios de Cristo, fue, finalmente, sancionado por el Vaticano.
La confirmación de que el fiscal de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Charles Scicluna, aterrizó en la Ciudad de México el 3 de abril de 2005, entrevistó durante 12 días a 30 víctimas de los ataques sexuales de Maciel y regresó a Roma con una gruesa carpeta de testimonios, me llevó a afirmar en este espacio (mayo 3, 2005) que el padre Maciel había sido derrotado: cultural, social, históricamente.
Escribí: “Como con Pinochet en Chile, el fallo de la justicia será secundario. Y es que el Vaticano parece haber comprendido y aceptado que los acusadores reúnen elementos suficientes de verosimilitud, confiabilidad y credibilidad, por lo que atenderlos era un imperativo (…) A los 84 años de edad, señalado por la Santa Sede y sin aliados que quieran volver a imponer el silencio a través de la censura, el padre Maciel ha sido derrotado. No obstante su inmenso poder, pesará más en su biografía el recuerdo de cómo, sirviéndose de ese poder, abusó sexualmente de menores. Y de cómo trató de reducirlos a la nada con mentiras y amenazas”.
Me quedé corto. The National Catholic Reporter (que no ha errado con la información sobre el tema) dio a conocer ayer que el Vaticano le pidió a Maciel que limite sus prácticas como sacerdote, porque determinó que algunas de las acusaciones en su contra son sólidas.
En CNI no imaginábamos este desenlace en mayo de 1997, cuando transmitimos los testimonios que años después se multiplicarían para marcar el principio del fin de Maciel. Algo parecido tendrá que ocurrir en uno, tres, cinco años, no sé, con el robo de la señal de CNI por parte de TV Azteca, con la bendición del gobierno de Vicente Fox, para transformarla en Azteca 40, o como se llame ahora. Ocurrirá porque la historia no es lineal y la arbitrariedad no siempre sale victoriosa.
Este texto se publicó el viernes 19 de mayo de 2006 en el periódico Milenio.
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