lunes, marzo 14, 2011

Sobre el cielo

En una de las clases de escatología (la teología sobre “las últimas cosas”) me preguntaron si yo creía en el cielo.

No pude dejar de sonreír y regresé la pregunta al grupo: “¿Qué harían ustedes si el cielo no existiera? ¿Qué dejarían de hacer si no existiera el infierno?” Las respuestas fueron en verdad encantadoras.

Algunos dejarían de orar, otros dejarían de ir al templo o preocuparse por los anticonceptivos, los condones y las relaciones previas al matrimonio; hubo quienes dejarían de culparse por ser gay o por vivir como viven. Al final de escuchar las respuestas dije: “pues esa es la medida de su esclavitud”.

Y es que si dejas de hacer algo que haces o comienzas a hacer algo que no haces sólo por la posibilidad de un premio o un castigo eterno, poco has entendido, me temo, de lo que es la libertad.

Hace años la conducta de la gente religiosa giraba en torno al famoso juicio de Dios, y se comprende. Pero hoy, en pleno siglo XXI, la vida a de girar en torno a la libertad y a las propias decisiones más que a ceñirse a conductas dictadas por una ley impuesta.

Dios, querido amigo, no te quiere obediente, te quiere libre. No te quiere “bueno”, te quiere auténtico. No te quiere “santo”, te quiere compasivo. Y no es que estas cosas sean las nuevas leyes, como si hubiera de sustituir la bondad por la autenticidad, la santidad por la compasión y la obediencia por la libertad, haciendo de éstas una nueva carga en las espaldas del creyente.

No es que Dios ordene que seas libre, es que – a como entiendo yo el Corazón de Dios – es mejor (y en ese sentido agrada más a Dios) ser compasivo que ser “santo”, ser libre que ser obediente y ser auténtico que ser “bueno”. Y no porque la bondad sea mala, sino porque la hemos hecho una carga.

“Tomen sobre ustedes mi yugo” dice Jesús, y se trata del yugo del amor libremente aceptado y libremente entregado. Como dijo González Faus: no amamos para salvarnos. Amamos porque hemos sido salvados.

¿Qué te digo, pues, si me preguntas sobre el cielo y el infierno? Amigo: vive libremente, vive amorosamente, vive auténticamente, que si no hay cielo, habrás vivido bien. Y si lo hay, seguro que llegarás a él.

“Para ser libres nos ha liberado el Señor”, “el amor es superior a la ley”, “quiero misericordia y no sacrificios” dice la Biblia, y en esto tiene toda la razón.

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