sábado, febrero 07, 2009
Una de Shakira
En cuestión de música, soy un tipo de canciones, no de discos, es decir, me puede gustar mucho una canción, pero no compro el disco, prefiero esperar una edición de éxitos que garantice las canciones que me gustan en un solo cd. Eso me pasó con Shakira, nunca compré un disco de ella hasta que conseguí los éxitos (confieso que lo compré para poder tocar “ojos así” a todo volumen y bailar a solas)
Y me encontré con la canción No creo:
“Sólo tú sabes bien quién soy
Y por eso es tuyo mi corazón.
Sólo tú doblas mi razón
Y por eso adonde tú quieras voy”.
Inmediatamente me vino la imagen de santa Teresa cantando esta estrofa a su Esposo. Y me recordó la experiencia de tantos y tantas. Y es que Shakira expresa una gran verdad del amor: la aceptación incondicional de uno despierta necesariamente la entrega del otro. San Juan de la Cruz lo dijo también: Donde no hay amor, pon amor y sacarás amor.
Y pienso que un amor así es el que tenemos en Dios. Nadie más que Dios me conoce tal cual soy; el que soy, no el que quisiera ser, ni el que sueño ser, ni el que seré cuando salga de mi terapia. El que soy, no el que niego, no el que escondo por vergüenza, no el que rechazo a la sombras porque no me agrada o pienso que será la causa de que otros me rechacen.
El que soy – neta, como dicen los jóvenes – es aceptado y amado por Dios incondicionalmente.
La respuesta a este amor siempre es amor. El problema es que como no nos acabamos de creer que seamos amados así por Dios, pos no le respondemos con amor.
En el caso de quienes tendemos a ser más racionales (según nosotros, eh) esos que queremos explicarlo todo, medirlo todo, razonarlo todo, encerrarlo todo en un concepto, Dios es quien dobla nuestra razón. En mi caso, puedo hacer polémica con cualquiera (me ha tocado) y no doblo mi razón, peleo con uñas y dientes por defender mi postura, aclarar mi discurso, rebatir las razones de los otros. ¡Y mira que soy necio, terco y aferrado!
Pues el teólogo ve como Dios dobla su razón… todos mis intentos de comprenderlo, de aprehenderlo, de saberlo, acaban con mi persona doblando su razón ante el Misterio y el Misterio obligándome a doblar mi razón ante su inmensidad. El sacramento y la teología nomás no me alcanzan, y por supuesto que la Biblia, la Tradición y el Magisterio son nada y sirven para nada en el intento vano de explicar a Dios.
Shakira entrega su corazón y sigue los pasos del hombre que ha ganado su amor de esa manera. Teresa y los otros místicos han hecho exactamente lo mismo ante su Amado.
Ojalá que algún día podamos hacer lo mismo.
J. Álvaro Olvera I.
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