lunes, abril 05, 2010

Como santo Tomás

Nos dice el Evangelio que dos discípulos van al sepulcro a comprobar la desaparición del cuerpo de Jesús. Uno llega primero al sepulcro, pero no entra; el otro llega y entra. Ambos ven los lienzos con los que estaba cubierto el cuerpo. Uno ve y no pasa nada; el otro ve y cree, pero el texto agrega un dato curiosísimo: ninguno de los dos había comprendido las Escrituras donde se decía que Jesús iba a resucitar.

Y digo que es un dato curiosísimo que revela dos posturas ante una misma situación. Ninguno de los dos “había comprendido” y ven los lienzos, y siguen sin comprender, pero uno cree y el otro no.

Creer sin comprender y sin ver es absurdo. Creer si comprender porque se ha visto, es la actitud del discípulo. No puedo comprenderlo todo, pero algo tiene que ser accesible para mi desde la experiencia. Aquí es donde fallan todos los intentos por anunciar a Dios a la gente, pues hablamos de él, lo explicamos, lo racionalizamos, hacemos hermosas teologías y teodiceas, pero nada de eso nace de una experiencia que los demás puedan VER para CREEER.

Si nos preguntamos quién es el líder religioso más creíble en este momento, la respuesta de muchos es: El Dalai Lama. ¿Por qué? Porque algo vemos en él que nos lleva a creer que es un hombre congruente, fiel a su espiritualidad, consciente de sí mismo y de su responsabilidad como líder espiritual.

¿Qué VEMOS cuando miramos a nuestros sacerdotes y obispos? ¿Qué VEMOS cuando leemos noticias o escuchamos discursos del Papa? No lo sé, pero es claro que lo que vemos no nos está llevando a CREER.

¿Y qué ve la gente en mí? ¿Soy posibilidad de que otros CREAN? Buena pregunta para comenzar el tiempo de Pascua, el tiempo de lo nuevo, de los lienzos doblados y el sepulcro vacío.

Que el Resucitado (a quien no VEMOS pero en quien CREEMOS) nos haga ser VISTOS para que él sea CREIDO.
J. Álvaro Olvera I

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