domingo, marzo 27, 2022

Cuarto domingo de Cuaresma

La lectura del Evangelio de hoy nos hace reflexionar de las veces que no hemos estado cerca de Dios, que hemos estado alejados por muy diversas circunstancias, pero en esos momentos hemos sentido que nos falta algo, hay un vacío, pero que nos sentimos impulsados por el Espíritu para retornar nuestra relación y nos encontramos con esa actitud de Madre-Padre de amor, de querernos proteger, acoger siempre, que no quiere explicaciones, que no nos permite hablar, sino que realiza una gran fiesta, hace que nos pongan el anillo, que mas que nada es reconocer nuestra dignidad como hijas e hijos muy amados. Que tal vez en tiempo pasado nos sentíamos como muertos, porque tal vez no nos sentíamos dignos o nos hacian creer que no lo  éramos. Pero sólo de vernos a lo lejos va a nuestro encuentro con alegría y nos da vida, y hace el banquete para que todos sus hijas e hijos se sientan a la misma mesa. Al experimentar esto, nuestro deber es compartir y tener la misma actitud de Dios, amoroso y misericordioso, de acoger a nuestros hermanos, hermanas y hermanes y que todxs se sientan a la misma mesa.

No hay comentarios.: