miércoles, abril 11, 2007

Dios en las cosas pequeñas


Los cristianos hemos sido infectados por la ideología imperante, según la cual, las cosas entre más grandes, espectaculares y masivas, mejor.
Así, buscamos llenar estadios para una misa, hacemos procesiones
multitudinarias en el zócalo capitalino, queriendo demostrar al mundo y a la sociedad (especialmente a quienes critican a la iglesia) que seguimos vivos, que aun tenemos poder de convocatoria y que, en caso de leyes que no nos gusten, podemos convocar a las masas.

Muchas veces llegamos a convencernos que el éxito de nuestra Comunidad depende de las multitudes que nos siguen (y podemos sentir vergüenza
del número de quienes nos visitan) o del mucho dinero que podamos tener en el banco (que siempre se necesita dinero, eso si, pero de eso a medirnos por los ceros de la cuenta...)

Ay caray, vaya si tenemos problemas. Gracias a Dios que la fiesta de
la Resurrección del Señor no puede ayudar a aterrizar.

¿Qué había? El cadáver de un hombre asesinado, una mujer enamorada en
un jardín, una piedra tapando el sepulcro... nada especial, nada
llamativo, nada espectacular.

Jesús había muerto como un fracasado María Magdalena iba a embalsamar
un cadáver (nada de que ella sabía de la resurrección) y sentía el
dolor de haber perdido al hombre que amaba. Los discípulos varones
habían escapado llenos de miedo y estaban
escondidos

Y sucedió... Dios hizo grandes cosas con las cosas pequeñas.

¿Cómo está nuestra Comunidad? ¿Cómo está nuestro trabajo?

Bendito sea Dios, porque no hacemos más que pocas cosas, porque no
somos más que un grupito de locos y locas que intentan vivir su fe
católica casi a escondidas de la jerarquía, reflexionando su fe en un
grupo pequeño, celebrando la eucaristía en una pequeña capilla que ni
siquiera es visible desde la calle.

Bendito sea Dios porque no tenemos nada que presumir, no tenemos nada
para decirle al mundo que somos importantes, no tenemos nada para
presumir que atraemos masas.

Bendito sea Dios, porque no tenemos grandes programas de
evangelización, porque somos pocas personas en la eucaristía, porque
nuestro contingente en la marcha del orgullo es de 6 personas.

Bendito sea Dios…. Porque así dejamos espacio para que sea Él quien de
a nuestra Comunidad lo que quiera darle, porque así dejamos que sea Él
quien nos promocione y nos de a conocer, porque dejamos que sea Él
quien alivie nuestras necesidades económicas y de personal.

A nosotros, los vinonuevos, nomás nos queda decir con María "Ha mirado
la pequeñez de su sierva. Ha hecho grandes cosas, santo es su Nombre"

J. Álvaro Olvera I.
Comunidad

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