Sin duda a cada uno, una y une ha escuchado la voz de Jesús, llamándonos por nuestro nombre para ser parte de su redil, donde tod@s caben, son acogid@s, son amad@s y teniendo esa experiencia nos invita a también a ser pastores de sus ovejas, amándolas, acogiendolas, dignificándolas, ante una realidad de violencia, odio, rechazo, injusticia, creando esperanza.
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