Cuantas veces nos hemos sentido a la orilla del camino(en la periferia), pero sentimos la presencia de Dios en Jesús. Lo reconocemos, pero hay muchos que callan nuestra voz, pero es tanta la insistencia que él escucha nuestra voz y nos llama por medio de otros, otras y otres (comunidad), que nos animan, nos levantan porque él nos llama y nos acercamos a él dejando nuestros miedos prejuicios(tirar el manto) pidiendo que sane nuestras heridas, nuestra ceguera, para ver que el camino es el mismo Jesús, que por nuestra fe en él nos liberamos de lo que no nos deja ver y caminar junto a él, con la misión de proclamar la experiencia del Dios de Jesús y que no callen más nuestra voz, para animar a otros, otras y otres para que se acerquen a él.
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