Se ha preparado un banquete, y de bodas, que es una de las más majestuosas, a la cual todos somos invitados. Lo importante es estar vestido para la ocasión, que es la disposición para disfrutarla y sobre todo de compartir con los demás. Aquí somos hermanos todos (Fratelli Tutti) como lo dijera San Francisco y que ahora nos lo recuerda el Papa Francisco en su última encíclica. ¿Estamos vestidos para la ocasión? ¿Cuáles son los cruces de los caminos para buscar para hacer la invitación a éste banquete que Dios ha preparado?
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