sábado, marzo 31, 2007

MI HABILITACION DEL DIACONADO, UNA GRAN BENDICION

El pasado domingo 25 de febrero de este año fue mi habilitación al diaconado para el servicio a la comunidad de Vino Nuevo.

Después de permanecer mas de seis años en la comunidad, el año pasado decidí comprometerme ante esta gran comunidad de dar servicio a quién lo solicite para el acompañamiento de los enfermos y sus familiares, principalmente a las personas que padecen la pandemia del vih-sida, así como para apoyar en las otras actividades que tiene la comunidad, como es en la eucaristía.

¿Por qué decidí tomar este servicio? Bueno, por que a lo largo de estos seis años de estar en la comunidad, la comunidad me ha acompañado en el proceso de reconciliar mi fe y mi preferencia sexual, en donde he conocido mejor al Dios de Jesús, un Dios que no me juzga si no que quiere que tenga un vida plena, que me ha liberado de prejuicios hacia mi persona y hacía a los demás, y es una de las razones, ya que no puedo estar sin compartir esta experiencia a otros y otras. Por que para mí es muy importante la comunidad, por que puedo dar un servicio, que dentro de la iglesia jerárquica no lo podría realizar ya que solo admiten para cualquier grado del sacerdocio que dicha persona no tenga relación con algún grupo o comunidad gay, ya que en una etapa de mi vida si quería ser sacerdote para apoyar a la comunidad, pero veía que no iba a ser posible, por lo que decidí continuar siendo un laico en donde podría dar más, y es en esta comunidad donde si encuentro esa libertar de estar con los excluidos, y eso me enamoró del proyecto de Vino Nuevo y de ser una comunidad abierta para todos, tal y como quisiese Jesús que fuera.

Otra de las razones de dar este servicio, es que me sentí llamado por Dios, a través de su imagen y semejanza que es la persona humana, y son tres personas humanas que han influido en esta decisión, casi son las última tres relaciones sentimentales que he tenido, donde ha estado presente el vih-sida, la primera donde se le diagnosticaron y me toco el proceso de negación, la segunda fue donde me compartieran que han vivido con la pandemia durante seis años y donde todavía no hay una aceptación ante esto. Y la última que estoy viviendo actualmente donde ya hay una aceptación por vivir 16 años con el virus y donde me ha enseñado lo que es la resurrección o como él le llama el resurgimiento del Ave Fénix de las cenizas, ante el rechazo de la familia primero, el de no sentirse amados por Dios, el de sentirse abandonados por los amigos, los parientes ante los momentos difíciles de las enfermedades oportunistas . Todo esto me hizo no sentirme indiferente ante esta realidad, si no me provoco a acompañar a todo el que se sienta rechazado, abandonado en esas situaciones, hacerles sentir el amor de Dios y se sientan acompañados.

Es una gran bendición la habilitación del diaconado que es el tercer grado del sacerdocio, ya que me hace servir a otros, y eso me hace ser mejor ser humano, además de que sigo preparándome en el aspecto teológico y espiritual para poder apoyar con calidad, y por que aprenderé de los demás.

El domingo también fue una gran bendición ya que nunca imagine de que llegaran a esta celebración tanto amigos y seres queridos, ya que la celebración se hizo en un lugar no cercano a la Ciudad de México, pero así llegó varias personas muy importantes, en primera gran parte de la comunidad Vino Nuevo, a quienes les agradezco mucho, después mi familia, iniciando con mi madre que ha sido un gran apoyo en todo esto, a mis tíos y tías que se reunieron todos, así como mis primos, luego mis hermanos del movimiento de jornadas de vida cristiana, que después de haber concluido nuestro ciclo en este movimiento continuamos frecuentándonos en los momentos mas importantes, dolorosos o felices, también llegaron varios compañeros de la parroquia donde di servicio como ministro de la eucaristía y que me sorprendieron ya que iban personas de la tercera edad y que tenían mucho entusiasmo en acompañarme. Fue un momento tan feliz y emotivo, ya que en la celebración varios estuvieron a punto de la lagrima y a otros si les salieron las de San Pedro, nunca me había sentido tan feliz de poder contar con la presencia de tantas personas importantes en mi vida, incluyendo mi actual pareja sentimental con nuestro perrito Chihua que es como nuestro hijo.

Agradezco todo esto a Dios, pero también a Jerry, aunque te extrañamos en esta celebración, pero eres una parte fundamental para enamorarme de este proyecto, también a Álvaro por compartir toda su experiencia, a Ramiro, ahora hermano por que el también se habilitó en el sacerdocio, pero él en segundo grado que es el presbiterado y también comparte su vida en este proyecto y sobre todo agradezco a la comunidad Vino Nuevo por todo el apoyo y acompañamiento en estos años.


Gracias por todo esto

Que Dios los siga bendiciendo a todos


Valentín Conejo


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