miércoles, enero 28, 2009

Dios es (también) un perro


Ya sé que el título te ha puesto los pelos de punta, pero lo que digo es la verdad. En mi reflexión anterior comentaba lo que mi Maestro dice: toda vida es sagrada, todo es manifestación del rostro del Amado.

Creer esto nos pone frente a las cosas y a las criaturas desde una nueva perspectiva. No se trata solo de “cosas” ni de “animales”, sino de expresiones de Dios, de manifestaciones del Rostro único de Dios que se nos revela de múltiples maneras.

Algunos lo captan más fácilmente en el servicio a los pobres, la atención a los desprotegidos, la lucha por los derechos de los excluidos. Algunos, a través del trabajo ecológico, de la reforestación, del cuidado del agua, de las políticas públicas de protección al ambiente. Otros, a través de la belleza, del arte, de la naturaleza.

Y algunos más captamos a Dios muy fácilmente en los animales.

Decir que Dios es (también) un perro significa que en el perro puedo descubrir algo de Dios, de su presencia. La vida del perro, su actuar, sus reacciones, sus travesuras, la forma que tiene de saltar cuando me ve, el misterio que se esconde en su forma de aprender cosas.

Dios está ahí, encarnado en el perro, mostrando su presencia. Si no me crees, atrévete a mirar a los ojos a tu perro… ¡Dios! no hay palabras para describir lo que se puede captar del Misterio Divino es esa mirada.

Y no es romanticismo, es realidad. Francisco de Asís captó lo mismo, no sólo que los animales fueran criaturas de Dios, sino que – de alguna manera – Dios mismo se nos presenta en el ropaje, más bien en el pelaje, de nuestros compañeros no humanos, por eso lloraba de pena cuando veía que iban a matar alguna oveja y buscaba desesperadamente la manera de salvarla “porque mi Señor es un cordero”.

A mí, Dios me resulta evidente en los animales, especialmente en los perritos. Y cuando he teniodo uno y se echa a mi lado en el momento de la oración, puedo sentirme más unido al Misterio de la Vida, a Dios, que se acerca a mí como puede para invitarme al amor.

Dios es tan humilde y me ama tanto que no se detiene cuando la dureza de mi corazón lo obliga a acercarse a mí en forma de perro.


J. Álvaro Olvera I.

lunes, enero 26, 2009

Toda vida es sagrada


Un sábado del mes de noviembre fui a un refugio para perritos abandonados para dar unas horas como voluntario. Hace años, cuando estaba en la congregación, este tipo de trabajos me parecían una pérdida de tiempo cuando había tantas necesidades entre los seres humanos. Bueno, ahora pienso lo contrario. Mi Maestro dice que toda Vida es algo santo, que el Amado se nos presenta en toda forma de vida y esto incluye, por supuesto, a los perros.


El refugio se llama “En busca de un hogar”, y acoge a mascotas maltratadas y abandonadas. Parece que los seres humanos somos expertos en considerar a los animales como cosas, juguetes que podemos darle a los niños que tienen el capricho de poseer una mascota. Me decían que los meses de febrero y julio son cuando más abandono de animales hay, en febrero porque al niño se le pasó el capricho y la familia se da cuenta que tener una mascota cuesta más que dinero, y en Julio, porque las familias se van de vacaciones y la mascota es un estorbo.


Saqué a pasear a varios peludos y me sorprendió el poco esfuerzo que cuesta hacer algo para acoger la dimensión sagrada de la Vida: basta con dos horas, una buena correa y bolsas de plástico para recoger desechos. La última en salir a paseo fue una perrita terrier escocés, negrita. Fue usada por años para procrear, sus cachorros fueron vendidos en un “criadero” y cuando no pudo parir más por la edad y el estado, fue echada a la calle. Tiene desnutrición, huesos con falta de calcio, ha perdido dientes… estaba muy triste, no se levantaba de su cama, no ladra. Como si solo estuviera esperando la muerte.


La obligué a levantarse, le puse la correa y la hice caminar. Ya sabes, le hablas con cariño, la vas jalando cuando se echa, le rascas las orejas (y sigo sorprendido de lo poco que cuesta asumir que toda Vida es sagrada) Al final, cuando la entregué y me despedí de la encargada, al alejarme, la perrita caminó tras de mí. Sonia, la encargada, me dijo: se quiere ir contigo.


Los que me conocen sabrán la conclusión, pues mi corazón se inclina a las criaturas desdichadas (soy como el abogado de las criaturas perdidas, jajaja) Hice los trámites de adopción y la acomodé con una familia muy querida, que le está dando todo el amor del mundo.


Ahora se llama “Tita”. En diciembre, cuando la vi de nuevo, corrió a la puerta y comenzó a mover el rabo y a dar saltitos de gusto. Nos pusimos a correr por el jardín. Poco a poco el milagro de la resurrección se está realizando (¿quién dijo que la resurrección sólo era para los humanos?) Un poco de aceptación, unas cuantas rascadas de orejas, muchas croquetas y un paseo por la calle son suficientes para despertar ganas de vivir. Y sigo sorprendido de lo poco que cuesta ser coherente con la fe de que toda Vida es sagrada.


Y escribo esto no solo para contarte una historia, ni solo para decirte que – si toda Vida es sagrada como creemos – aun nuestros hábitos frente a los peludos tienen que cambiar. Yo me he jurado no volver a comprar un perro y, si puedo tener uno, será adoptado. Me he prometido apoyar al albergue (puedes buscar la dirección en adoptamascota.com) y destinar una lanita para que ellos, los fieles amigos del hombre, puedan comer.


Escribo esto para dar mi testimonio: ha aprendido tanto de Dios en la mirada de un perrito abandonado. En efecto, creo firmemente que he aprendido más de Dios con la presencia de “Tita” que con todos mis años de estudios teológicos.


Y si el Amado es todo en todos, y muestra su rostro en cada forma de vida (gracias a mi maestro por enseñarme esta verdad) algo de Dios está sufriendo hambre, soledad y miedo en cada uno de los perritos del albergue.


J. Álvaro Olvera I.

martes, enero 13, 2009

Mi deseo para ti este año



Quiero desearte un año lleno de paz.

¿Te llama la atención mi deseo? Sí, me imaginé. A principio de año todo mundo desea felicidad, salud, dinero y amor, pero casi nadie desea a los demás la paz. Yo ya me acostumbré a ser medio disfuncional, así que esta vez, quizá por primera vez, te deseo la paz.


Lo que no es la paz

Para muchas personas paz es igual a ausencia de guerra. Por ejemplo, es el caso del Ejército Zapatista. El gobierno no se ha cansado de decirnos que hay paz en Chiapas – paz entendida como ausencia de guerra – pero la verdad es que la situación de los indígenas está igual que antes, o peor.

No me malentiendas, no me estoy declarando a favor de EZ, solo uso el ejemplo para que te des cuenta como es bien fácil confundir la paz con la ausencia de guerra, aunque de paz haya bien poco.

La paz tampoco es, según yo, el disimulo ante los conflictos. Muchos de nosotros hemos aprendido a disimular, a esconder nuestros conflictos con la falsa idea de que nada pasa. Esto es muy común en las relaciones de trabajo: estás hasta el queque, pero ante los demás muestras que “te pones la camiseta de la empresa”

Tampoco digo que hay que hacer grilla y armar un sindicato independiente, solo me refiero al hecho del disimulo, a hacer como si no pasara nada.

Esto es más fuerte en las relaciones familiares o de pareja. Solemos disimular nuestra insatisfacción, nuestros verdaderos deseos y hacemos como si nada pasara, a pesar de que sabemos que nuestra familia o nuestra relación de pareja están gravemente heridas.

La paz tampoco es que todo sea amor, dinero y salud. Hace poco vi un panorámico de una marca de yogurth que decía “Salud es estar vivo” ¡Qué mentira tan grande! La salud es un estado muy deseable, pero no es igual a estar vivo. Puedes estar muy enfermo y aún así estás vivo y puedes estar lleno de paz. Puedes estar en duelo y aún así estar lleno de paz. Puedes estar en medio de un fracaso (o de un reto o “área de oportunidad” como se dice ahora) y aún así estar en paz.




Entonces, ¿Qué es la paz?

En la Biblia se usa la palabra Shalom para referirse a la paz, y mis hermanos los musulmanes refieren la palabra Salaam (que además es uno de los Nombres de Dios) Shalom o Salaam no es ni la ausencia de guerra, ni el disimulo de conflictos, ni un estado perpetuo de salud y bienestar, de riqueza o de bienes materiales.

Shalom es, para mí, el sentimiento hondo del corazón de saberse amado más allá de la propia capacidad de comprenderlo o imaginarlo.

Salaam es la confianza de que, en medio de las tempestades normales (provocadas por uno mismo o por otros) de la vida estamos siendo llevado de la mano, estamos siendo acompañados.

Shalom es la alegría profunda del alma de saber que nuestra vida tiene un sentido y un propósito, que casi siempre se nos escapa pero que es real.

Salaam es la manifestación de que los anhelos más grandes de tu persona serán colmados.

Shalom es la certeza de que nada puede hacer que pierdas el amor que Dios te tiene.

Por todo esto, el deseo de Shalom es un acto de fe y de confianza. Porque no es fácil decirlo, ni fácil desearlo y mucho menos fácil es creer que la Shalom es posible.

Entonces, amig@ mí@, mi deseo para este año es para ti y los tuyos un gran SHALOM, SALAAM.

Así, cuando tengas dinero o te falte; cuando tengas salud o no la tengas; cuando tengas pareja o estés solterito... podrás conservar la paz, la alegría y la confianza necesarias para seguir luchando.



¡¡¡SHALOM!!! ¡¡¡SALAAM!!!



José Álvaro Olvera I.

martes, enero 06, 2009

Regalos inútiles


Para iniciar el año, voy a hablar de regalos inútiles.


Nos dice el evangelio que los Magos le llevaron a Jesús tres regalos: oro, incienso y mirra.



El oro era propiedad de los ricos, de los reyes. Herodes adornó las paredes de su fortaleza en Masada con placas de oro, cientos de placas de oro para que reflejaran la luz del sol sobre sus piscinas (por supuesto que ese oro salió del sudor del pueblo campesino, muy explotado)



El oro como regalo es símbolo de grandeza y de poder, y quiere decirnos que este Mago estaba convencido que Jesús sería un rey como Herodes, o más, por eso, adelantándose, le ofrecía el primer reconocimiento de esa realeza y ese poder. Pero se equivocó, porque Jesús no va a formar parte del mundo de los reyes ni de los poderosos, éstos lo van a matar cuando sea grande. El primer regalo fue un regalo inútil, que habla más bien de las expectativas de este Mago que de la realidad de quien era Jesús.



El incienso era propio de los ambientes de culto, los templos y la adoración a los dioses (y al Emperador, que se decía ser un Dios) El Mago creía que la divinidad de Jesús era como la divinidad de todos los demás dioses, ansiosos por recibir alabanzas y ofrendas. El Mago se equivocó, porque la divinidad de Jesús no se va a expresar como las divinidades de los dioses conocidos, tanto que los sacerdotes van a mover los hilos para asesinarlo. Para que vean la diferencia, en vez de pedir alabanzas y ofrendas para sí, Jesús va a pedir compasión y acción a favor de los más pobres. El segundo regalo fue un regalo inútil, que habla más bien de las expectativas del Mago que de la realidad de quien era Jesús.



Nos queda un regalo, la mirra ¿para qué servía?



La mirra servía para curar heridas. Mezclada con vino y hiel hacía un potente anestésico que servía para todo, hasta para darle a los que iban a ser crucificados para que no sufrieran tanto (¿se acuerdan que le da a Jesús pero él lo rechaza? Quiso moría consciente hasta lo último. ¡Ese es mi Maestro, pues!)



La mirra estaba en las casa de los pobres, de los que no tenía para medicinas ni para médicos (que hace siglos también eran un lujo de ricos, como hoy). La mirra está relacionada, pues, con la vida cotidiana, con sus golpes, heridas y dolores. Está relacionada con la sencillez y con la ayuda a quienes están heridos.



Quien llevó oro pensó que Jesús sería un rey más; quien llevó incienso pensó que Jesús sería un Dios como todos, y se equivocaron. Quien llevó la mirra pensaba que Jesús era alguien que iba a ser tan humano que iba a necesitar mucha mirra para aliviar sus dolores; y que iba a ser tan compasivo que iba a necesitar mucha mirra para aliviar los dolores de los demás. Y le atinó.



Dios es como la mirra, cotidiano, sencillo, sanador. Jesús será un hombre de mirra, cálido, cercano, muy humano (y por eso va a sufrir por lo que sufrimos todos los humanos) y muy compasivo, por esa va a dedicar su ministerio a sanar. Tenemos la idea de que Jesús vino a predicar, pero si comparamos lo que hizo con lo que dijo, la verdad es que Jesús vino a ser un sanador, las sanaciones es lo que más abunda en el evangelio. Jesús será un buen sanador porque aprenderá (seguramente de su madre, que las mueres eran las que se encargaban de estos menesteres) a ser un hombre de mirra y sanará, muchas veces con el simple hecho de la calidez en el trato con los dolientes. Como hoy, ¿a poco el mejor médico es el que sabe mucho? Por nuestra experiencia, el que más nos sana es el que más nos trata como personas y no como organismos enfermos.



Hoy, para iniciar nuestro año como Comunidad, quiero hacerte dos invitaciones. Primera, te invito a buscar la mirra en tu casa. Está bien que vengas a la eucaristía o que vayas a la teología y a la oración de los jueves y que esto te de paz y te haga sentir a Dios. Si vienes y sales con un sabor de Dios en corazón ¡Bendito sea!



Pero necesitas aprender a encontrar eso mismo en tu casa, en tu vida cotidiana, es tu espacio de todos los días ¿no está Dios todo aquí para ti como lo está en tu casa? Si lo sientes aquí, pero no lavando el baño, es que necesitas hallar al Dios Mirra; si experimentas la paz cuando comulgas, pero no cuando besas apasionadamente a ya sabes quién, o cuando abrazas tiernamente... ¡busca a Dios Mirra!



Dios está todito disponible para ti en todo momento, en todo lugar, en toda compañía y en toda actividad. ¡Busca al Dios Mirra!



La segunda invitación: sé un hombre o una mujer mirra. Si miras a tu alrededor verás distintos rostros. ¿Qué caras ves?



Debajo de esos rostros, siempre hay un ser necesitado de ternura, de apapacho, de calidez, de abrazos, de solidaridad, de acompañamiento.



No sabes cómo necesitamos hombres y mujeres de mirra ¡hay tanta dolencia!. En mi corazón, por ejemplo, hay varios raspones, parece rascadera de mapache, algunos más sanos y otros bien infectados. Son los rasguños de mi historia y necesito de tu mirra. ¿Quisieras darme un poco?



¿Y tú? ¿Dónde está tu herida? No te hagas, ahí está: soledad, abandono, rechazo, traición, infidelidad, miedo, dependencia emocional, el peso de cargar con tu familia, enfermedad, soltería (o matrimonio, según el caso), sed de amor que se apaga con sexo, mantener una relación infructuosa sólo porque piensas que es peor estar solo o sola... ¿No necesitas un poco de mirra? ¿Un tinaco lleno de mirra?



Los seguidores de Jesús hemos de ser como él, sanadores, mirrosos los unos para los otros y para el mundo. Entre más mirra encuentres en tu vida cotidiana y más mirra untes, estás ayudando a sanarte a ti mismo, a sanar tu entorno, a sanar al universo entero, porque estás haciendo viva y real la presencia mirrosa de un Dios que como dice el profeta:


No quiere apagar la mecha que aún humea

Ni quiere quebrar la caña que está doblada

Sino que quiere vendar los corazones heridos.




José Álvaro Olvera I.

Me quedé sin Niño


Este año el Niño Jesús no llegó a mi casa.


Había preparado el pesebre desde el día primero del mes. Tenía todo listo: cena, regalos, familia, luces de colores... lo esperé hasta la madrugada y no llegó.


Esperé todo el 25 pensando que se habría retrasado el vuelo (líneas aéreas celestiales luego tiene problemas con el clima) Y no llegó. Hoy es 2 de enero, y no ha llegado, me dejó el pesebre vacío.


Molesto (faltaba más) me dirigí a Dios, y así me enteré: Líneas aéreas celestiales no tuvo ningún problema, la familia llegó desde el día 20 de diciembre, pero decidieron hacer un recorrido por el mundo, lo cual causó todo el rollo.


San José fue detenido en la frontera con Guatemala. Estaba tratando de ayudar a unos centroamericanos a cruzar para buscar una mejor vida en los Estados Unidos, pues su pueblo estaba sumido en la miseria; fueron engañados por el “pollero”, los pescaron entrando a Chiapas guiados por el barbudo de san José, quien fue confundido con un terrorista árabe (si le he dicho yo que cambiara de look, pero ná); le pusieron una “madrina” y lo encerraron esperando que Estados Unidos pida su extradición, convencidos que es sobrino de Bin Laden.


Santa María viajaba por el norte y quería llegar al DF el 24, pero se entretuvo en Cd Juárez con un grupo de mujeres que buscaban a una nueva... ¿cómo les dice el gobierno para no asustar?... ah sí, “desaparecida” (qué bonito suena así, porque eso de “asesinadas” suena tan poco cool para los medios) No la encontraron, y María se quedó unos días para consolar a la madre de la chica, que al cabo ella sabe lo que es perder un hijo. Fue a reclamar a las autoridades que no hacían nada, le pidieron una lanita para adelantar el trámite (estamos de vacaciones jefa, le dijeron) así que la buena de María dejó todo su dinero en esas manos. Han encontrado el cuerpo, pero el asesinato no se ha resuelto aun. María está trabajando en la maquila para juntar el dinero y regresar a su casa, pero con la miseria que gana (como todas las mujeres maquiladoras) no tiene pá cuando. Y pensar en lo que se gasta uno haciéndole vestiditos a las imágenes de la Virgen...


El Niño sí que llegó al DF, pero lo raptaron en la central del Norte. Querían venderlo a una red de pornografía infantil o de perdida a un cura de esos bien acomodados, cuya sotana laaarga esconde sus más largos delitos. Como pudo, se escapó con otros chamacos y entre repartirlo a sus casas y levantar la denuncia (sobre todo esto último, pues nadie le creyó y hasta amenazaron con demandar a María y a José porque ellos estaban de acuerdo con los secuestradores “como en el caso de la Trevi”) Pues nomás no llegó.


¿Y cómo va a llegar el Niño y su familia en un mundo con tanta desigualdad, injusticia e impunidad?


- Entiendo, Señor, pero me quedé esperando con su cena lista.


- Bueno, me dijo Dios usando esa mirada de “no te hagas wey” que luego usa cuando dialogamos, hubieras invitado a cualquiera, por ejemplo, a tu vecino que tiene cáncer y vive solo. Recuerda que lo que haces con cualquiera de los más jodidos...



Amén.

José Álvaro Olvera I.