miércoles, abril 18, 2007

Sobre el aborto


He estado siguiendo las broncas que se han desatado sobre el aborto en el país. Bueno, si hasta el Chapulín Colorado le ha entrado, no me podía quedar fuera del asunto.

Me han preguntado muchas veces estas dos semanas si estoy a favor o en contra del aborto y siempre he respondido que me parece una pregunta muy tramposa, mal planteada y que, por ser cerrada a un sí o no, limita la posible reflexión.

¿Qué es el aborto? ¿Todas las clases de aborto son iguales? ¿Es un homicidio?

Como que cada facción toma lo que le ayuda y lo expone como si fuera la única verdad del universo, sin dejar espacio para la pluralidad de opiniones que le dan salud a toda sociedad. Creo que, antes de dar un si o un no, necesitamos conocer más a fondo lo que se está discutiendo. Las discusiones sociales son buenas y nos ayudan a madurar como sociedad, por eso me parece una pena lo que se está haciendo sobre el aborto.

Presentarlo sin más como un homicidio tiene sus bemoles, ya que muchos científicos no creen que se pueda equiparar sin más un producto (así se llama en medicina) con un ser humano nacido, hecho y derecho. Mientras no podamos llegar a una conclusión sobre cuándo comienza la vida HUMANA, no podremos aplicar así nomás el término "homicidio" a la interrupción de un embarazo.

Recurrir a argumentos religiosos no ayuda en lo más mínimo, por mucho que sean respetables esas opiniones y que sean las creencias de la mayoría. Dios no puede entrar en la discusión legislativa de un Estado laico como el nuestro, por eso me parece una tontería recurrir al Decálogo judeo cristiano para fundamentar una postura [además que quienes defienden que Dios nos mandó no matar, olvidan que la misma iglesia católica ha aprobado el derecho y el deber de los creyentes a matar a otros seres humanos bajo ciertas circunstancias. En la primera edición del Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica se defendía el derecho del Estado a aplicar la pena de muerte; en las ediciones recientes se sigue considerando el homicidio en defensa propia o de terceros como un homicidio válido, además de que tenemos en nuestro haber la teoría de la guerra justa, según la cual un ejército puede y debe hacer guerra a otro y matar bajo ciertas circunstancias. Lo que muestra que, aún dentro de la iglesia católica, el "no matarás" no se puede aplicar siempre y sin excepciones… las Cruzadas pueden darnos una idea de que la iglesia ha justificado el homicidio aun en contra del mandamiento de Dios)

No me voy a meter en asuntos sobre "si se embarazó, que cargue con su responsabilidad" pues me parece que en estos casos la "responsabilidad" se lleva entre las patas a más de una persona. Sinceramente no creo que el remedio social sea que las mujeres embarazadas (aun contra su voluntad) tengan que cargar con el peso de ser madres sin desearlo.

Si pienso que mucho del problema está en la formación y educación en la sexualidad. Solo cuando tengamos personas sexualmente responsables podremos terminar con una ola de embarazos no deseados que puedan terminar en el aborto.

La adopción aunque se presente como la solución es, en realidad, la propuesta es como "tenga al niño hoy, abandónelo después", y habría que ver las condiciones de las casas cuna en nuestro país y la realidad de la adopción, porque presiento que en México no hay tantos esposos pidiendo hijos adoptados como para que la adopción fuera la solución ideal.

En fin… creo que el deber del Estado es asegurar cierta protección a las mujeres que, con plena libertad y conciencia decidan abortar, aunque el hecho me parezca desagradable, malo, pecaminoso o abominable, como puede ser para muchos.

Y es que un país donde las mujeres no puedan abortar si lo desean, donde solo haya una moral que se imponga solo porque es la moral de los ricos o de una mayoría manipulada, donde los homosexuales no podamos casarnos si lo deseáramos, donde no haya sacerdotes ni religiosos gay, donde se nieguen derechos a otras religiones o credos, donde se prohíban las minifaldas y los anticonceptivos, así como la educación sexual en las escuelas, donde los transexuales no tengan reconocimiento legal…

Un país donde los curas estén en los medios de comunicación, donde se organicen procesiones religiosas en el zócalo, donde los curas pederastas no sean acusados o castigados, donde reinen la moral y las buenas costumbres católicas, es el país ideal de los de derecha, pero no sería un país libre y plural, diverso y democrático donde mereciera la pena vivir.

J. Álvaro Olvera I.
Comunidad

viernes, abril 13, 2007

Resurrección: lo que hace el amor


Sigo pensando en la Pascua

Durante mucho tiempo, María Magdalena fue considerada como la mejor amiga de Jesús, bueno, hasta se reconocía que estaba profunda y locamente enamorada de Él, tanto que en el himno oficial de su fiesta se lee: "Estaba al alba María, porque era la enamorada". Para algunos cristianos, María era la amante de Jesús (según ellos, nunca se casaron porque Jesús no estaba de acuerdo con esos ritos de sumisión femenina)

¿Qué pasó luego? Las autoridades en la iglesia y algunos fieles consideraron que pensar en el amor de María por Jesús (o viceversa) iba a ser un atentado contra la divinidad del Hijo de Dios (como si el amor no fuera divino), por eso tendieron a dejarlo en el olvido, cuando se sabe que era uno de los temas de predicación más
frecuentes, que servía de base para una teología espiritual muy seria y que, además, dicho amor gozaba de mucha popularidad entre los fieles.

Así, se convirtió a Magdalena en una puta, cuyo amor sensual hubo de purificar encerrada en una cueva de Francia, hasta que – una vez purificado – su amor la convirtiera en una "sancta meretrix", en una puta santificada por la penitencia.

Hoy, gracias a Dios, estamos recuperando la realidad de María, la que, por amor, dejó su sitio social de "mujer decente" (no sé si sepas, pero en aquellos días, una mujer "decente" era aquella que pertenecía a un varón, su padre, su hermano o su marido, que no salía del espacio doméstico y, en caso de salir, se tenía que cubrir
con velos, no hablar con nadie y estar siempre acompañada de un familiar si se iba a encontrar con otros varones. Al ir de viaje, siempre tendía que salir acompañada de por lo menos un varón que fuera su marido o su familiar, tenía prohibido hablar con otros hombres y sentarse a la mesa con ellos. En lo religioso, ninguna
mujer podía recibir enseñanza, ser discípula de algún maestro y, mucho menos, enseñar o hablar de cosas divinas fuera del ámbito de la crianza de sus hijos. Las mujeres dedicadas al culto en otras religiones y las que rompían con estas estrictas normas religiosas y sociales eran consideradas "gomer", es decir, putas)

Piensa en María… imagínate el escándalo: Abandonó su casa para ir por los caminos rodeada de varones que no eran de su familia No se tiene referencia de que estuviera casada con ninguno de los 12, o sea que era una "virgen" conviviendo con varones no familiares. Y si estaba casada, pues peor, porque dejó al marido por irse de itinerante Hablaba con varones que no eran de su familia, comía con ellos (sí, incluso en la última cena) Recibía enseñanza como ellos Y, si Jesús era coherente, sería enviada a predicar como los varones, quizá en ciudades extranjeras, donde las mujeres religiosas tenían un poco más de libertad

¡Qué gran amor!

Pero no creas que le tocó un amor fácil, fue repudiada, considerada una mala mujer, según algunos apócrifos, hasta entre los discípulos varones fue mal vista. María, por amor, abandonó todo lo que era su seguridad, dejó su lugar social y a los suyos y se aventuró en un camino que acabó mal: su amado sería condenado y asesinado como subversivo, maldecido por las autoridades religiosas del tiempo, un excomulgado.

Y ella, al pie de la cruz, viendo a su amado morir en la más completa exclusión.

Ah, los caminos de Dios… esta mujer desechada socialmente, relegada religiosamente, esta mujer paria fue elegida para ser la primera en recibir la noticia de la Resurrección. Los evangelios no nos dicen que la Madre de Jesús gozara de una manifestación privada, pero todos aseguran que Magdalena sí.

No podía ser de otro modo. Un Dios que es amor, no podía dejar de comprender el amor de María por Jesús. Por esto es que María fue considerada durante siglos como la Apóstol de los Apóstoles, la mujer que se ganó a Dios con la fuerza de su amor, la evangelizadora que dejó Palestina para extender el mensaje de su amado.

Y se me ócurrió esta oración:

María Magdalena,
Que injustamente has sido catalogada de puta,
Mira a tus hermanos y hermanas
Descalificados y rechazados por su forma de amar
E inspíranos
Un amor tan grande como el tuyo
Por la persona y la causa de Jesús

Un amor como el tuyo
O, si se puede,
Aún mayor.
Amén


¡¡¡Aahhh, lo que hace el amor!!!


J. Álvaro Olvera I.

Comunidad Católica Vino Nuevo

miércoles, abril 11, 2007

Dios en las cosas pequeñas


Los cristianos hemos sido infectados por la ideología imperante, según la cual, las cosas entre más grandes, espectaculares y masivas, mejor.
Así, buscamos llenar estadios para una misa, hacemos procesiones
multitudinarias en el zócalo capitalino, queriendo demostrar al mundo y a la sociedad (especialmente a quienes critican a la iglesia) que seguimos vivos, que aun tenemos poder de convocatoria y que, en caso de leyes que no nos gusten, podemos convocar a las masas.

Muchas veces llegamos a convencernos que el éxito de nuestra Comunidad depende de las multitudes que nos siguen (y podemos sentir vergüenza
del número de quienes nos visitan) o del mucho dinero que podamos tener en el banco (que siempre se necesita dinero, eso si, pero de eso a medirnos por los ceros de la cuenta...)

Ay caray, vaya si tenemos problemas. Gracias a Dios que la fiesta de
la Resurrección del Señor no puede ayudar a aterrizar.

¿Qué había? El cadáver de un hombre asesinado, una mujer enamorada en
un jardín, una piedra tapando el sepulcro... nada especial, nada
llamativo, nada espectacular.

Jesús había muerto como un fracasado María Magdalena iba a embalsamar
un cadáver (nada de que ella sabía de la resurrección) y sentía el
dolor de haber perdido al hombre que amaba. Los discípulos varones
habían escapado llenos de miedo y estaban
escondidos

Y sucedió... Dios hizo grandes cosas con las cosas pequeñas.

¿Cómo está nuestra Comunidad? ¿Cómo está nuestro trabajo?

Bendito sea Dios, porque no hacemos más que pocas cosas, porque no
somos más que un grupito de locos y locas que intentan vivir su fe
católica casi a escondidas de la jerarquía, reflexionando su fe en un
grupo pequeño, celebrando la eucaristía en una pequeña capilla que ni
siquiera es visible desde la calle.

Bendito sea Dios porque no tenemos nada que presumir, no tenemos nada
para decirle al mundo que somos importantes, no tenemos nada para
presumir que atraemos masas.

Bendito sea Dios, porque no tenemos grandes programas de
evangelización, porque somos pocas personas en la eucaristía, porque
nuestro contingente en la marcha del orgullo es de 6 personas.

Bendito sea Dios…. Porque así dejamos espacio para que sea Él quien de
a nuestra Comunidad lo que quiera darle, porque así dejamos que sea Él
quien nos promocione y nos de a conocer, porque dejamos que sea Él
quien alivie nuestras necesidades económicas y de personal.

A nosotros, los vinonuevos, nomás nos queda decir con María "Ha mirado
la pequeñez de su sierva. Ha hecho grandes cosas, santo es su Nombre"

J. Álvaro Olvera I.
Comunidad

lunes, abril 09, 2007

Resurrección: Esperar contra toda esperanza



La fiesta de la Resurrección de Jesús en la más importante de nuestra fe, el centro de todo lo que significa ser cristiano. Y no porque suceda en vacaciones y queramos que la gente se quede en casa a rezar en vez de irse a la playa (ahora que hay playas artificiales, pues nos queda más cerca y es más barato) sino por lo que la fiesta significa.

Resurrección es la fiesta de la esperanza contra toda esperanza (como dijo un teólogo) es decir, cuando todas las cosas parecían indicar que todo estaba perdido, surge una posibilidad; cuando todas las personas estaban convencidas de que ya nada se podía hacer, nace
un camino.

Y eso, amigos y amigas, me remite a la iglesia. De verdad que no hace falta mucha profundidad para ver que estamos en un mal momento, y no me refiero a los escándalos sobre abuso sexual infantil (que a los ojos de los obispos parecen ser el único problema de la iglesia) sino al conjunto general de las cosas: sacerdotes sin fe, seminaristas sin experiencia de Dios, religiosas confundidas sobre
lo que les dicen debe ser su misión, laicos y laicas maltratados por sus líderes, sin derecho a voz ni voto en las decisiones… y todos y todas cuestionando seriamente su pertenencia a una institución a la que sienten cada vez más alejada de los problemas del mundo, una institución de la que se sienten cada día menos parte.

Cuando vemos el panorama, cuando miramos la oposición de las autoridades de la iglesia ante causas sociales que bien podrían exigir de nosotros un compromiso en vez de una confrontación, cuando vemos que quienes debiéramos ser como Jesús, al lado de los rechazados, nos convertimos en jueces y verdugos… qué duro es seguir creyendo que podemos vivir nuestra fe en esta iglesia.

Si, al parecer no hay muchas esperanzas… casi casi no queda más que botar la toalla.

Sin embargo, la fiesta de la Resurrección nos dice que aun es posible algo, que precisamente porque no hay esperanzas ni se mira el cambio a corto plazo, necesitamos mantener nuestra esperanza. Una esperanza que no significa quedarse con los brazos cruzados ni tener una fe infantil en que las cosas cambian por si mismas. Nada de eso.

Se trata de seguir luchando, de alzar la voz (donde quiera que nos toque alzarla). Ya no es tiempo de componendas, es tiempo de no pactar con las cosas que nuestras autoridades religiosas hacen mal. Es tiempo de resistencia activa, de comenzar a tomar en nuestras manos el destino de nuestra fe. Es tiempo de crear pequeñas comunidades donde vivir lo que creemos, donde celebrar nuestra fe de
un modo más vivo, participativo, horizontal.

Y no desde el odio, sino desde la libertad de los hijos e hijas de Dios, que no buscan destruir a la jerarquía, sino recuperar nuestro derecho a pensar, creer y celebrar, aunque sea fuera de las reglas oficiales, sabiendo que tarde o temprano (más tarde que temprano, según se ve) las cosas en la iglesia terminarán por cambiar, o por caer por su propio peso.

Así pues, sigamos esperando, trabajando, luchando.

Y como dice la sabia frase tomada de los X men: Que se mantengan unidos los que son diferentes.

Un abrazo de Pascua para todos y todas

!!! El Señor resucitó, nuestra esperanza no es vana !!!

J.Álvaro Olvera I.